Pues esta iba a ser la tarta de queso que iba a publicar la semana que viene en mi blog... pero la cosa se torció un poquito como podéis ver...
La receta original es del blog Marrón - Glacé y la verdad es que tenía muy buena pinta. Esta es la foto original, y en principio, tenía que quedar más o menos así:
Bonita, no?... Pero como yo soy una manazas y un poco desastre con los pasteles y tartas, la cosa quedó así:
Completamente carbonizado de los bordes. ¿Y qué es lo que pasó? Pues muy fácil. Todo iba bien hasta que leí en la receta original "Cuando termine el tiempo no sacamos la tarta del horno, dejamos dentro hasta que el horno esté completamente frío." La tarta estaba lista, pero como ponía que se debía dejar dentro hasta que el horno estuviese completamente frío, pues seguí las instrucciones, temiendo que si la sacaba ocurriese algún desastre inesperado. Pero el desastre ocurrió justo porque la dejé dentro del horno.
Cuando volví a verlo, al cabo de unos 20 minutos de estar con el horno apagado, me la encontré carbonizada.
Horas más tarde, un compañero de trabajo de mi marido le comentó que sí, que para que no hubiese un contraste muy fuerte de cambios de temperatura, la tarta se tenía que dejar en el horno una vez hecha, pero CON LA PUERTA ABIERTA!!!! jajaja
Si se dejaba con la puerta cerrada, la tarta seguía horneándose, aunque el horno estuviese apagado. O sea, que ya lo sabéis, si en algún sitio os dicen que se ha de dejar dentro del horno, DEJAD LA PUERTA ABIERTA!!! jajaja
De hecho, la parte del queso que no estaba carbonizada estaba buenísima, pero la parte carbonizada era incomible.
¿¿¿Queréis un trocito??? jajajaja
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